¿Cómo puede ser que me alboroten tus placeres?
Empezemos a pensar, empezemos a hacer asociación libre por
escrito, ¿qué me alborota?.
Quizas es porque es un Ideal (en parte), el reservorio de
palabras, la frialdad, la capacidad para manejarse..¿se sentirá
bien?, no lo sé, pero aparenta serlo.
Quizas sea la imposibilidad, imposibilidad que su realidad
psíquica comparta algo con la mía..¿será imposible?
O tal vez la insatisfacción, como la batería del BlackBerry,
nunca es suficiente. ¿Mi estructura histérica?
Puede ser que no sea cuestión de algo muy racional, y su alma se
relaciono con la mía algún tiempo atrás y seamos nada más ni nada
menos que una reencarnación de un amor no posible. ¿Muy abstracto?
No encuentro más motivos para pensar el porque de este mar de
preguntas y sentimientos. No me gusta pensar, detesto pensarte, amo
estarte.
Espero algún día contestar mis preguntas. Sino, morirán en la
nada, junto con mis alborotos.
Qué linda es tu risa, como llena mi ser, como tus comisuras se
borran con el color del aire y veo sólo un sentimiento, el amor, la
energia de tu ser, que se ilumina en tus pupilas y hacen crecer as
mías.
Amo cada instante donde puedo contemplar de cerca esa fugacidad,
donde te olvidas por un segundo de quien sos, de quienes somos. Ese
instante que para mi es eterno, que lo hago perdurar por horas, días.
Un instante que son huellas imborrables.
Es ese momento donde las venas se me electrizan, dejando a la
sangre en no sé que lugar, dónde el corazón se acelera, o quizás
deja de bombear para tratar, tal vez, de morir en el intento. De
morir ahí, en ese lugar dónde ya nada parece importarme. Es ahí
donde las palabras e historias nada valen, dónde la razón no tiene
lugar, dónde no existe el pasado, el lugar, ni edad de dónde y cómo
nos conocimos. Ese momento en el que sólo importa que abras mi
cabeza, observes estas palabras, me observes por dentro y veas cuánto
te quiero, y a su vez, abrirte tu cabeza y ver tus pensamientos, pero
tu intriga, ay! Que seductora que es. Son puertas y puertas abiertas,
cerradas, que no dejan ver lo que hay tras ellas. A veces parecen
iluminadas, a veces necesito entrar con velas, a veces directamente
están cerradas. Pero son seductoras, y eso me atrae, a veces me
olvido las velas y tropiezo, con la función de obstáculo de cada
uno de tus nudos, que tanto en tanto intento desatar para ayudarte,
para ayudarme, pero todo es en vano, o quizás algún día no lo sea.
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